Jordi
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¡Felicidades, Citroën QUADIS Andreu! Si su objetivo era transformar una simple reparación en una epopeya de desesperación y sorpresas, han triunfado con honores!
Hace más de un mes, entregué mi furgoneta para una reparación. Me prometieron una llamada con el presupuesto. Esperé, y esperé... y seguí esperando. Al parecer, el concepto de "próximamente" en este concesionario tiene una dimensión temporal propia, comparable solo a la espera de la próxima temporada de tu serie favorita.
En un mundo donde la eficiencia y la comunicación instantánea reinan, Citroën QUADIS Andreu se empeña en mantener vivas las tradiciones del pasado: la espera interminable y el misterio. Aquí, la paciencia no es solo una virtud, sino un requisito indispensable.
Llevar mi furgoneta a reparar se convirtió en una experiencia comparable a intentar contactar con civilizaciones extraterrestres. Dejas tu vehículo y esperas una señal de vida. ¿Un presupuesto? Sí, claro, pero en su propio e indescifrable tiempo cósmico.
Tras un mes de silencio radiofónico, donde las llamadas resultaban más inútiles que un paraguas en un huracán, decidí emprender una expedición al concesionario. ¿Quién necesita teléfonos cuando puedes tener una experiencia cara a cara con el enigma en sí mismo?
Y entonces, como un milagro de la tecnología moderna, el presupuesto llegó por correo electrónico, unos días después de mi visita. ¡Aleluya! Era tan caro que casi me esperaba que incluyera un viaje al espacio con Jeff Bezos. Pero no, era solo la reparación de la furgoneta.
Ah, y no olvidemos la cereza del pastel: si decides que vender un riñón para pagar su presupuesto no es lo tuyo, te cobran 200€ por el placer de haberlo contemplado en caso de no aceptarlo. Es como comprar un billete para una montaña rusa que nunca se mueve y, al salir, te cobran por las náuseas.
El personal, en esa rara ocasión que logré comunicarme con un ser humano, parecía competir en una olimpiada de desgana. Me informaron sobre su elevada carga de trabajo con una voz que sugería que preferirían estar en cualquier otro lugar del universo. Entiendo, debe ser agotador no responder llamadas todo el día y cobrar una nómina mensualmente por ello.
En definitiva, si buscas un lugar donde el tiempo se detiene, la comunicación es una leyenda urbana y los precios son una obra de ciencia ficción, ¡felicidades! Has encontrado tu paraíso. Pero Si buscas eficiencia, transparencia y buen servicio, sigue buscando, porque aquí no lo encontrarás.